Bogotá, D.C., domingo 11 de enero de 2009
Por Alberto Littfack
Siempre será mejor la fiesta que une a los colombianos a la guerra que los divide y causa tanto dolor. Durante las 3 administraciones que imperó la “Medida Zanahoria”, las muertes por homicidio y accidentalidad en las que se sustentó equivocadamente la medida, nunca disminuyeron sustancialmente sus promedios históricos, pues las causas no las originaba la rumba sino la delincuencia común, la violencia intrafamiliar el narcotráfico y la violencia política. (1)
NACEN LOS CLUBES COMO UNA ALTERNATIVA LEGAL
Por la medida zanahoria, se quebraron más de 800 empresas comerciales nocturnas, legalmente constituidas, que no pudieron compensar sus gastos con las exiguas utilidades dejadas por el recorte del horario. Una importante franja de la población fue sometida al desempleo. Se desvió a la clientela a otros municipios vecinos y, sobre todo, se le abrieron las puertas a los narcotraficantes para que ampliaran su nocivo mercado interno entre los jóvenes a través de los “ After Parties” y los cientos de sitios clandestinos e ilegales que nacieron después de la prohibición, en los que además de la marihuana, la cocaína, la heroína, el opio…, comenzaron a “envenenarlos” con nuevas drogas sintéticas como el éxtasis con los que narcotraficantes hallaron una nueva fórmula para “lavar” millones de dólares y euros.
El Decreto Zanahorio, pisoteó la autonomía y limitó la libertad. Para contrarrestar el exceso de autoridad y represión, los más estudiosos de la ciudad, hicieron en ese momento uso de sus Derechos Constitucionales de Asociación bajo la forma de Clubes Sociales Privados. Actualmente, de acuerdo con las autoridades Distritales, entre julio y diciembre de 2008, inspeccionaron 2303 establecimientos, mientras algunos comentan que existen alrededor de 1.200 clubes privados en Bogotá. Cifra que vale la pena confirmar con la Cámara de Comercio, ya que se constituye en un fenómeno social digno de analizar. ¿Será que la existencia de 1.200 clubes no están dados por el maltrato que recibieron la mayoría de los establecimientos de comercio nocturno, quienes por mucho tiempo fueron tratados por la policía como empresarios del pecado y sus clientes como ciudadanos de segunda categoría? ¿no es esta una manifestación de rechazo real de la ciudadanania que ante medidas arcaicas como la prohibición le indican a la administración que esta no es la solución y que el horario de las 3 de la mañana no es suficiente?
En esta historia el hecho que hay que registrar es que el exceso de autoridad y represión generó a los clubes sociales.
Si fue un error craso someter al cierre a los establecimientos comerciales abiertos al público en tiempos de Mockus mas grave podría resultar ahora negar el derecho Constitucional de Asociación de los ciudadanos en clubes sociales en tiempos de Samuel Moreno Rojas.
Si hay clubes crápulas que violan las normas y realizan actividades prohibidas amparados en personerías jurídicas, pues a ellos hay que aplicarles todo el peso de la ley.
Al gobierno del Polo Democrático en cabeza del doctor Samuel Moreno Rojas le corresponde diferenciarse en política, en concepto y en método de la formas como mal resolvieron los partidos tradicionales y las Alcaldías anteriores al Polo la administración de la ciudad en materia de horarios y soluciones distintas de seguridad.
LA PROHIBICION NO ES LA SOLUCIÓN
Si a los chicos los sacan de aquí , se van para allí, igual que como sucede con los vendedores ambulantes, si prohíben los sitios legales, irán a buscar lugares clandestinos donde son presa fácil del narcotráfico y la delincuencia común. Y no puede ser política sería del gobierno andar tapando unos huecos y destapando otros.
Los padres y los niños bogotanos en su tiempo libre no tienen muchas alternativas para salir y disfrutar juntos de la noche. ¿Qué tal aunar esfuerzos para darle empuje a un carnaval popular que exalte las mejores tradiciones de la cultura colombiana y las desarrolle? ¿Que se prepare durante todo el año, Barrio por barrio, localidad por localidad hasta desembocar en un gran Carnaval Distrital, como el de Barranquilla, Rio, Venecia… que crean grandes empresas que generan empleo, millones de ingresos para la ciudad, la industria, el turismo y el comercio?. ¿Y si los parques se convierten en escenarios nocturnos de humor, poesía, cine, teatro, danza, música, pintura y exhibiciones deportivas en monopatín, cicla, muros de escalar…?
El no recorte de las libertades ciudadanas, debería ser la línea divisoria que diferencie a una Alcaldía del Polo Democrático de cualquier otra. ¿Qué tal hacer de la cultura y de la noche una gran empresa productiva? ¿Una Bogotá 24 horas, turística y atractiva que beneficie al sector industrial, comercial, turístico, al habitante capitalino y que sea generadora de empleo? Como corresponde a una metrópolis de casi 8 millones de habitantes. Libre pero segura, progresiva y próspera, a la altura de ciudades como París, Madrid, Tokio, Sao Pablo, Buenos Aires, La Habana, Miami o New York, cuya vida nocturna industrial, comercial y turística no para?
A la alcaldía, al Concejo de Bogotá, a las Autoridades Administrativas, a los Partidos Políticos, a FENALCO, a la Cámara de Comercio, a los Fabricantes y comerciantes de licores, les corresponde asimilar estas ideas y decidir sobre unas políticas que hagan de Bogotá la ciudad libre, moderna y competitiva que todos anhelamos.
martes, 13 de enero de 2009
¿SATANIZAR LA FIESTA O CONCEBIR LA NOCHE COMO UNA EMPRESA CULTURAL?
Etiquetas: ALBERTO LITTFACK, Bogotá, Noticias de Galeria Cafe Libro
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