17 de abril de 2007
Noticón de Soneros de La Cava - Estación Latina
(Cra. 91 No. 147-55 - Suba, Centro Comercial Pórticos)
"Herencia Santera en la música afrocubana"
Entre los amigos y amigas de Soneros de La Cava surgió la necesidad de comunicarnos acerca de diferentes temáticas, decidimos emprender unas tertulias, una especie de conversatorios, dialogar, tejer la palabra con la música. Este primer ejercicio nos confirmó que requerimos comunicarnos cada día más. Todos y todas tenemos algo que contar, una historia que nos complementa.
Les presento algunos aspectos del conversatorio que realizamos el jueves 12 de abril, agradeciéndole a las personas que asistieron y compartieron con nosotros sus opiniones.
La religión Yorubá y la música afrocubana son indisolubles.
Al acercarse a la música cubana es necesario remitirse a la mitología de los dioses africanos y su sincretismo con los santos de la religión católica, como bien lo explicaron nuestros amigos Alfredo Rojas, Guido Delgado y John Blanquicet en este conversatorio.
La Santería es parte del legado cultural de las comunidades de africanos venidos a América durante el proceso de colonización española. Ese legado tiene implicaciones en la vida y en la expresión musical de los descendientes africanos y criollos en América. La música y la religión son parte del cuerpo y la espiritualidad cubana.
Varios grupos étnicos africanos fueron traídos a América. Dos de ellos se destacan en la influencia musical afrocubana; por un lado, los Congos, que venían de la región del Congo (África) y, los Yorubá, ubicados en el territorio actual de Nigeria. Los congos más fuertes y guerreros fueron empleados en trabajos del campo y minería y los Yorubá, en labores domésticas, más dóciles, criaron al criollo cubano. Con estos grupos étnicos las leyes esclavistas españolas fueron más flexibles, se les permitió pagar la libertad, hacer agrupaciones de beneficio como las Cofradías y Cabildos, por tanto, es una de las culturas más vistas en Cuba.
En la religión Yorubá el ser supremo es Olodumare, los humanos se comunican con él a través de los Orichas, que son sus intermediarios; a través de ellos se logra la comunicación y el intercambio de conocimiento espiritual. Estos dioses no representan la maldad o la bondad en absoluto sino que comparten ambas características. Por ejemplo, Changó fue el rey de un territorio denominado Oyó. Cuenta el patakí (historia mitológica de los dioses) que Changó estaba en su palacio y era perseguido por sus enemigos, para poder escapar se disfrazó de mujer. En la Santería, este se emparentó con Santa Bárbara de la religión católica; en parte por el color del vestuario, la manta roja y la espada. Entonces Changó, el oricha de la virilidad Yorubá, se convierte en Santa Bárbara. Es también el dios de la música, de los tambores, de la hombría, y del sexo.
La angiografía cristiana cuenta que Bárbara era hija de un rey pagano (moro). Ella decide convertirse al cristianismo, y su padre la encierra en una torre, pues no estaba de acuerdo con su decisión. Ella decide escaparse y cuando el papá la encuentra le quita la cabeza; así Bárbara pasa a convertirse en mártir de la religión católica.
Las historias musicales expresan estas relaciones entre los dioses Yorubá, sus cantos ceremoniales y sagrados. Lemayá abre el camino nos prepara a la vida, cada ser humano tiene un dios, relacionado con una fuerza de la naturaleza. Elegguá mitad niño mitad viejo, abre los caminos, se le reza y se le hacen ofrendas como juguetes, dulces, para mantenerlo contento y que permita el discurrir del destino humano; está emparentado en la religión católica con el niño Jesús de Atocha. Le siguen tres guerreros Ochún (Virgen de la Caridad del Cobre) representación de lo femenino, sexualidad, fertilidad; Yemayá (Virgen de Regla) la madre mayor, reina de los mares; Obatalá (Virgen de las Mercedes) es el pensamiento; Babalú Aye (San Lázaro) la enfermedad, Orula (San Francisco) es el dios de la adivinación y los buenos consejos.
Los instrumentos también son parte de ese legado cultural se destacan los tambores religiosos Batá, imprescindibles en la comunicación de los seres humanos con sus dioses, en un lenguaje que trasciende las fronteras geográficas, los encontramos en los ritmos de la timba, del son, de las guajiras, etc.
La religiosidad cubana ha trascendido fronteras, sus costumbres y rituales nos llegan por medio de la música, los instrumentos, los cantos, los ritmos. Tanto el sincretismo como la diáspora de cubanos en diferentes latitudes nos aportan la magia de su sonoridad.
Letras: Alfredo y Elsy Susana
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